Red Ciclo-Senderista de Belmonte de Miranda
Rutas de senderismo y bicicleta de montaña que recorren el municipio.
Ruta Alto La Brueba - Oviñana (PR.AS-146)
Itinerario: Oviñana - Alto La Brueba
La ruta, aunque se puede hacer en descenso desde L’Altu la Brueba hasta Auviñana/Oviñana, aconsejamos iniciarla en esta última localidad, para ascender hasta La Brueba y El Cauríu, y retroceder luego por Lleiguarda y Beyu hasta la carretera As-227, a la altura del Parador de Silviella.
En Auviñana/Oviñana iniciamos la ruta en el cruce de Las Mestas (90 m. altitud), cerca del Restaurante, hay una señal indicativa de nos lleva a Los Llanos, barrio donde se pueden ver las ruinas de la Iglesia de Santa María de Las Nieves, de los siglos XIV/XV, que mantiene algunos elementos de tradición románica. El pueblo cuenta en la actualidad con varios establecimientos de turismo rural.
Continuamos por una pista de buen firme que se adentra en un castañal, hasta salir del mismo y encontrarnos una excelente vista sobre la Ría Miranda, vega creada por el río Narcea a su paso por Belmonte. En ella se cultivaron productos de huerta y cereales (escanda, trigo, mijo, panizo), a partir del S. XVI maíz y “fabas”, y en el XIX patatas y tabaco.
Rodeando el monte Silviella, abandonamos la cuenca del Narcea y entramos en la del Pigüeña. Coronamos Lleiguarda/Leiguarda que conserva la iglesia del siglo XV, con reformas en los s.s. XVII y XVIII. Del S. XIX es el Palacio de la Condesa de Mora, que, según la leyenda, perteneció a una mora que se enamoró de un cristiano; la relación fue permitida con la condición de que renunciara a la religión musulmana y “guardara la ley”, de ahí el nombre del pueblo.
Continuamos por encima de Beyu/Bello, solar originario de los Alonso de Beyu, que conserva dos interesantes palacios de este linaje. Ascendemos hasta L’Altu la Brueba (800 m.), en medio de una explotación de minería aurífera romana, atravesada por la carretera. El sistema de explotación (ruinae montium) empleado por los romanos para extraer el oro se basaba en el uso de la fuerza del agua, conducida por canales (corrugi) hasta depósitos (piscinae o stagna) próximos a la explotación, y el calentamiento de la roca en las partes bajas mediante galerías; con ello se lograba abatir y arrastrar parte de la montaña hasta los canales de lavado (agogae), donde se decantaba el oro. Aún son perceptibles estas huellas en el paisaje.
Cruzamos la carretera y ascendemos por una pista que sale hacia el norte, detrás del panel informativo. A unos 500 m., en la misma falda del Cauríu, se aprecia uno de estos embalses utilizados para la explotación minera. La pista sube hasta la cima, donde una antena de telefonía perturba la bella y amplia panorámica sobre el territorio asturiano que ofrece el Cauríu.